M
ucho nos agrada encontrarnos de nuevo en A Coruña, en este año en el que celebramos el Ochocientos Aniversario de la refundación de esta muy querida, espléndida y acogedora ciudad, siempre abierta al mundo.
Abierta como toda la tierra gallega que, con su laboriosidad, amor a la libertad e iniciativa, contribuye activamente, junto al resto de España, al progreso y bienestar de todos.
Una tierra orgullosa del quehacer esforzado de sus hijos en otros Continentes, que vuelca su hospitalidad y afecto en cuantos tenemos la fortuna de visitarla.
Galicia, puerta al Atlántico, a Europa y a toda América, conforma desde antiguo un foco vivo de cultura, como nos recuerdan las leyendas irlandesas de Milesius, la sonrisa de la piedra tallada en Compostela, o la riqueza musical y literaria de las Cantigas del Rey Sabio.
Por todo ello, por su capacidad creativa, Galicia y A Coruña estructuran un excelente marco para esta ceremonia que aglutina al conjunto de España.
Nos reúne el solemne Acto anual de entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Los galardonados en 2007 reciben estas Medallas como alto reconocimiento a sus valiosas obras y trayectorias, que despiertan nuestra admiración, incentivan nuestra sensibilidad y estimulan nuestra inteligencia.
Por su gran labor en defensa de nuestro inmenso patrimonio y de la obra de todos nuestros creadores frente a amenazas y delitos, han sido igualmente distinguidos el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil.
La Reina se une a mí para felicitar muy cordialmente a todos y a cada uno de los Premiados.
En ellos se renueva aquel ?secreto instinto e impulso?, del que hablaba Tomás Luis de Victoria en su esfuerzo por hallar la belleza, la armonía o la excelencia. Cada uno de los galardonados nos aporta su insustituible capacidad de ampliar nuestros horizontes y de desarrollarnos en plenitud.
Nos sentimos orgullosos ante la labor de los creadores y la de cuantas personalidades y entidades, estudian, difunden y custodian el inmenso y espléndido patrimonio artístico y cultural que compartimos.
Cada uno, a su manera, ha hecho realidad aquel anhelo de perfección, expresado por Picasso en sus propias palabras, de pasar ?de una tela a otra, de ir siempre más lejos, más lejos?.
Así, las obras de los laureados en este día revelan una vocación y un talento, un esfuerzo y una constancia, que aportan un renovado impulso al arte y a la cultura de nuestro tiempo.
Por todo ello, merecen la más alta distinción que estas Medallas representan y la calurosa felicitación que hoy les dedicamos.
Tomando las certeras palabras de José Antonio Muñoz Rojas sobre la poesía, podríamos definir la obra de cada uno de los Premiados como un ?aliento que nos mantiene y nos revive con sus prodigios, sus hermosuras y sus iluminaciones?.
Su trabajo contribuye a construir un mundo mejor, un mundo de libertad, de compromiso y de belleza, que potencia nuestra propia existencia y promueve nuestras Bellas Artes.
Una tarea que bien sabéis cuenta, hoy como siempre, con el más firme apoyo y el permanente estímulo de la Corona.
Enhorabuena a todos y muchas gracias.