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e corresponde el honor de abrir oficialmente el Curso Académico 2001 - 2002. Esta feliz circunstancia es la que me trae hoy a Teruel, al Instituto "Francés de Aranda" y anteriormente al Colegio Público Infantil "Las Anejas", y la que me da la oportunidad de dirigirme a todos sus profesores y alumnos; y de manifestar mi agrado por volver a estas entrañables tierras aragonesas.
Vosotros representáis hoy a todos los profesores y alumnos de los Colegios e Institutos de España, y por tanto, también a ellos van dirigidas estas palabras de apoyo y estímulo, al comienzo del nuevo curso.
Aunque sé que todos los que dedicáis vuestras vidas a la enseñanza estáis firmemente convencidos de la trascendencia de vuestro trabajo, quiero aprovechar este encuentro con toda la comunidad educativa para reiterar la importancia que la Corona otorga a vuestra misión.
Educar es transmitir saberes y valores. Unos saberes y unos valores indispensables para desarrollar humanamente a los alumnos, para dotar de fundamento a nuestra sociedad y cohesionarla en todos los órdenes. Se trata de una importante y difícil misión, pues todos sabemos que lo que seamos de adultos depende en gran medida de lo que fuimos y aprendimos en la Escuela; de tal manera que los valores y principios que articulan una sociedad y un país son, fundamentalmente, los que se trasmiten a través del sistema educativo.
Hacer llegar a los que ahora son alumnos, a los que se están formando en las aulas de toda España, el saber, el amor al estudio y la curiosidad intelectual, es el mejor camino para conseguir una sociedad más libre y, por lo tanto, más tolerante. Una sociedad tan rica, plural y vigorosa como la española debe saber que en su sistema de enseñanza se encuentra el factor más activo de su modernización integradora.
La Escuela debe dar respuestas a las nuevas necesidades que una sociedad en continuo cambio demanda. Y lo debe hacer sin desdeñar las claves del pasado, procurando que las enseñanzas que se impartan permitan transmitir íntegra a los alumnos toda la rica herencia cultural que España ha ido acumulando a lo largo de la historia. Su abundancia, diversidad y vitalidad constituye un motivo de orgullo para todos.
Este curso académico que ahora empieza tiene una especial significación, porque nos encontramos ya en un nuevo siglo. Un siglo lleno de nuevos retos e ilusiones, pero también de graves acontecimientos como los ocurridos la semana pasada. Los continuos cambios tecnológicos, los problemas derivados del medio ambiente, los aún más decisivos que plantea la inmigración y nuestra integración en Europa con una moneda única van a constituir el entorno de los ciudadanos españoles del siglo XXI. Y este complejo entorno, cultural y humano, exigirá una sólida formación, tanto científica como humanística; así como un continuo esfuerzo de actualización y aprendizaje más allá de las aulas.
De modo muy especial os corresponderá a vosotros, hoy alumnos, recoger la antorcha y asumir la responsabilidad de este mundo futuro. Por eso quisiera transmitiros toda mi ilusión, todo mi estímulo, para que luchéis con ánimo en la consecución de un mundo cada vez más justo, libre y humano.
Formaos científicamente, pero no descuidéis, en ningún momento, esa formación en valores y actitudes positivas hacia los demás, sea cual sea su etnia, su cultura o sus creencias. Os pido a todos, y de manera especial a los más jóvenes, que seáis solidarios y tolerantes, porque sólo desde un verdadero espíritu de apoyo mutuo y de un intento serio por comprender las diferencias es posible la convivencia democrática. Procurad que la vida en sociedad sea, cada vez más, un medio para la realización individual.
En España se han conseguido ya notables avances, tanto en el orden social como en el económico, pero aún falta mucha tarea por hacer. Y es una tarea que os compete, de modo prioritario, a vosotros; Para llevarla adelante se os pide ahora estudio y dedicación, porque estáis en el momento de adquirir una formación que os capacite para afrontar los desafíos que plantea el futuro.
Aún existen situaciones de injusticia, que deben ser corregidas; aún queda un largo camino por recorrer para que los Derechos Humanos se respeten de modo general y unánime. No todos tienen la oportunidad, que tenéis vosotros, de vivir en el seno de una democracia, que es garante de las libertades individuales y del conjunto de la sociedad. Hay que trabajar y luchar para que esta oportunidad vuestra sea cada vez más universal, para que todos los seres humanos tengan una auténtica igualdad de oportunidades, que sólo es posible en un Estado de Derecho y en Democracia.
Deseo fervientemente que la España que os toque vivir sea un país en el que todos, sea cual sea su origen, idioma o convicciones, puedan vivir en paz y sin temor. Deseo para vosotros una España que se enorgullezca, legítimamente, de ser un país avanzado, tanto en el contexto europeo como en el mundo.
No quiero terminar sin dirigirme de manera especial a vosotros, los profesores, porque sin vuestra diaria labor sería impensable la tarea educativa. En ningún momento he dejado de tenerlo presente, aunque hoy he creído que debía dirigirme, de modo especial, a los más jóvenes. Ser profesor significa, sin duda, tener una vocación de entrega, que la sociedad debería reconocer aún más. Por mi parte, quisiera transmitiros un mensaje de aliento y animaros para seguir trabajando con entusiasmo e ilusión. Los profesores siempre dejáis una huella indeleble en vuestros alumnos; os convertís, a menudo, en faros que guiáis su andadura humana en edades decisivas; sois vosotros, en definitiva, los que les enseñáis a caminar por los distintos, y a veces difíciles, senderos de la vida. Yo recuerdo así a los que tuve en mi vida escolar y Universitaria.
Pero la tarea educativa incumbe, también, y de modo primordial a las familias. Familia y Escuela que deben caminar acordes en la marcha de la educación. Por eso invito a los padres y madres de todos los alumnos, a la Comunidad Educativa en general, a que se comprometan en esa labor y asuman sus responsabilidades con la dedicación y constancia que exige la formación de sus hijos. Para ellos vayan también mis palabras de aliento.
Gracias a todos.
Declaro oficialmente inaugurado el Curso Académico 2001-2002.