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ace cuatro días inicié la visita a esta Comunidad Foral de Navarra y en el tiempo transcurrido desde entonces he tenido la oportunidad de conocer con gran detalle su realidad, de recorrer sus distintas zonas geográficas, de admirar sus monumentos y sus paisajes, y de conversar con muchas personas jóvenes y mayores, representantes institucionales, profesionales y empresarios, que me han hablado sinceramente, me han expuesto sus puntos de vista, me han expresado con cordialidad y llaneza sus opiniones y sus juicios, y me han explicado sus proyectos y sus preocupaciones.
No resulta nada fácil resumir en unas pocas palabras las vivencias de estas cuatro intensas jornadas. Pero traduciendo mis sentimientos de este momento les confesaré que Navarra me parece una tierra apasionante. Es ésta una comunidad plural en todos los aspectos: en la geografía, en la cultura, en la política o en el carácter de sus gentes, pero creo que lo realmente singular de Navarra es que tiene asumida esa pluralidad como una virtud, como un gran valor que la enriquece profundamente, que le da dinamismo y le impulsa a progresar y a perfeccionar cada idea y cada proyecto.
Antes de iniciar este viaje leí una frase que me llamo la atención, escrita por don Julio Caro Baroja, tan amante de Navarra y especialmente de esta tierra del Bidasoa en que nos encontramos. Decía que "Navarra, reino medieval de extraordinaria pujanza, sigue teniendo una fuerza que sorprende" y que es "un país en el que la intensidad prima sobre la extensión, a diferencia de otros, grandes de tamaño pero pequeños de espíritu". Y ahora entiendo en toda su profundidad el significado de esta sabia definición. Es verdad que todo en Navarra es intenso, que existe una vitalidad sobresaliente en todo cuanto se emprende, lo mismo en la defensa de los derechos propios y de las tradiciones más enraizadas, que en la aplicación de las tecnologías más avanzadas, en la mejora de las infraestructuras o en el establecimiento de programas que eviten la exclusión social de discapacitados o marginados. Y es intensa también la hospitalidad y la solidaridad con otros pueblos de España y del mundo entero.
Termino hoy esta visita, pero no puedo decir que me marcho de Navarra, porque a partir de ahora Navarra estará siempre más presente y viva en mi mente y en mi corazón. Volveré siempre que pueda a conocer nuevas realidades o a comprobar los avances y progresos que sin duda seguirán produciéndose. Y me comprometo a compartir siempre con Navarra sus aspiraciones, sus inquietudes, sus alegrías; y también sus penas cuando por desgracia se produzcan.
Les deseo que sigan adelante con todos los planes y proyectos que he tenido la oportunidad de conocer estos días, que afronten los retos del futuro con realismo y decisión para que Navarra mantenga y mejore la posición destacada y pionera que ha sabido conseguir con esfuerzo y dedicación. Los éxitos de Navarra favorecen notablemente al conjunto de España y España aplaude y reconoce los esfuerzos y los éxitos de esta parte singular de su realidad que es la Comunidad Foral de Navarra.
Quiero agradecerles de corazón a todos ustedes, Sr. Presidente del Gobierno de Navarra, dignísimas autoridades, señores responsables de los distintos lugares que he tenido la suerte de visitar, y en general a todos los ciudadanos de esta querida Comunidad Foral, la generosa acogida que me han prestado y las cálidas atenciones que en todo momento me han dispensado. Constituyen para mí una inolvidable manifestación de aprecio y de cariño a la que siempre procuraré corresponder debidamente.
Muchas gracias y hasta siempre.