on Felipe y Doña Letizia llegaron a bordo de la barcaza “La Olga”, al Muelle de Olaso, procedentes del Parque Nacional de Doñana que cumple 50 años, para visitar Bajo de Guía en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, desde donde zarparon el 20 de septiembre de 1519, las cinco naves (Trinidad, Concepción, San Antonio, Santiago y Victoria), a bordo de las cuales viajaban 234 hombres. 41 días después de que la expedición, capitaneada por Fernando de Magallanes, saliese de Sevilla. Volverían a Sanlúcar tres años después sólo 18 supervivientes, en la nao “Victoria”, al frente de los cuales se encontraba Juan Sebastián de Elcano. Habían completado la primera vuelta al mundo.
A su llegada a Bajo de Guía, Sus Majestades los Reyes que estaban acompañados por vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, fueron recibidos por el alcalde de Sanlúcar de Barrameda, Víctor Mora; el vicepresidente de la Junta de Andalucía y consejero de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, Juan Antonio Marín; y la presidenta de la Diputación Provincial de Cádiz, Irene García.
Tras recibir el saludo de la corporación municipal de Sanlúcar de Barrameda, los Reyes descubrieron una placa conmemorativa con motivo del V Centenario de la Primera Circunnavegación del Mundo de Magallanes y Elcano. Seguidamente, se dirigieron al Centro de Visitantes “Fábrica de Hielo”, donde contemplaron una réplica a gran escala de la nao “Victoria”, único barco de la expedición que regresó a Sanlúcar de Barrameda.
Cuando el 6 de septiembre de 1522 la nao “Victoria” atracaba en Sanlúcar de Barrameda, los 18 hombres, agotados, enfermos, famélicos, desnutridos, que viajaban en ella habían culminado la mayor proeza náutica de la Historia de la Humanidad. Habían pasado tres años menos catorce días moviéndose siempre hacia Occidente, recorriendo más de 14.000 leguas, arribando a América, primero, costeándola, luego; cruzando el Estrecho que más tarde se llamaría de Magallanes; atravesando el Océano Pacífico en un terrorífico viaje que acabaría con parte de la expedición debido al hambre y a las enfermedades, como el escorbuto; yendo de isla en isla en los lejanos archipiélagos que hoy conocemos como las islas Marianas y las Filipinas; alcanzando, al fin, su objetivo, las Islas de las Especias, las Molucas, el Dorado de Oriente; regresando, con no pocos sufrimientos, y con menos del diez por ciento de los tripulantes que partieron, a su puerto de partida, con lo que lograban, por tanto, haber circunnavegado por primera vez todo el globo.
La expedición sirvió para inaugurar una nueva ruta hacia Oriente; para que los españoles disputaran el comercio marítimo a los portugueses, repartido el Mundo previamente por el Tratado de Tordesillas; para comprobar la existencia de un Estrecho, hoy conocido como el de Magallanes, que conectaba Atlántico y Pacífico; para conocer con exactitud la extensión de este último océano; para abrir al conocimiento de Europa nuevas culturas ignotas hasta ese momento. Para, en definitiva, tras el aún reciente descubrimiento de América, conectar todos los territorios del planeta en el primer gran ejercicio de globalidad de la Humanidad.