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onstituye un motivo de gran alegría estar hoy de nuevo, junto con la Reina, en la muy querida Comunidad Autónoma de Canarias y más concretamente en esta hermosa Isla de Fuerteventura, con objeto de poder inaugurar formalmente el Curso Escolar 2005-2006 para toda España.
Hemos querido presidir este Acto un año más para reafirmar el profundo compromiso de la Corona con el valor crucial que tiene la educación para el futuro de España, así como para subrayar nuestra plena identificación con las esperanzas e ilusiones de todos los alumnos, padres y profesores al inicio de este Curso escolar.
Agradecemos muy sinceramente al Presidente del Gobierno de Canarias, al Presidente del Cabildo Insular, así como al Alcalde, Corporación Municipal y a los habitantes de esta querida capital insular de Puerto del Rosario, y a toda la comunidad educativa del Colegio "Francisco Navarro Artiles", la cariñosa acogida que nos han querido dispensar.
Bien sabéis que siempre tenemos a Canarias en lo más hondo de nuestros corazones.
Seguimos muy de cerca los progresos, alegrías y preocupaciones de esta Comunidad Autónoma, y queremos expresar a todos los canarios nuestro apoyo, admiración y más profundo afecto.
Nos llena de satisfacción contemplar cómo Canarias, y en concreto esta Isla Majorera, vienen registrando un creciente progreso económico y social, afrontando con ilusión, valentía, tesón y madurez la solución de los nuevos retos que plantea el mundo de hoy.
Fuerteventura, la segunda isla en extensión del archipiélago, viene experimentando un especial desarrollo gracias al dinamismo de su sector turístico, atraído por la tradicional hospitalidad majorera y la singular belleza de sus playas, villas y paisajes.
Celebramos este Acto inaugural en el Centro de Educación Infantil y Primaria, Francisco Navarro Artiles, cuyas modernas instalaciones acabamos de visitar y con cuyos alumnos, profesores, padres de familia y personal no docente hemos podido compartir ilusiones e inquietudes.
Hoy representáis a todos los Colegios e Institutos de España, a los que también me quiero dirigir con estas palabras.
A cada uno de los miembros de la Comunidad Educativa de España le corresponde realizar el esfuerzo necesario para que su respectivo Centro de Enseñanza sea un verdadero ámbito de convivencia, lugar de aprendizaje y espacio de formación, capaz de ofrecer una sólida educación intelectual, ética y, sobre todo, humana.
La Reina y yo, como las restantes familias españolas que envían a sus hijos y nietos a los centros escolares, estamos convencidos de que la escuela no sólo debe aportarles conocimientos, sino también los principios y valores en los que se fundamentan la formación del carácter y la vida en sociedad, haciendo de ellos personas plenamente realizadas y ciudadanos comprometidos con el bien común y el futuro de España.
Me dirijo a los alumnos y alumnas que empezáis este Curso. Os pido que mantengáis viva la ilusión propia de vuestra edad, que os apliquéis con esfuerzo, dedicación e interés a vuestros estudios, atendiendo siempre a vuestros padres y profesores. Que cultivéis el valor de la amistad y de la lealtad, el afán de superación y un buen sentido de la deportividad.
Animo, asimismo, a los padres a compartir y encauzar las ilusiones e inquietudes de sus hijos, partiendo de la responsabilidad irrenunciable que les atañe como primeros educadores. Es en el seno de la familia donde los niños perciben e interiorizan valores tan esenciales como el afecto, el respeto, el sacrificio y la entrega a los demás, que son el sustrato de toda formación escolar y humana.
Además de profundizar en esa tarea básica de las familias, corresponde a los profesores transmitir los conocimientos indispensables para que los alumnos desarrollen sus capacidades y cualidades, despertando en ellos la ilusión y confianza necesarias para afrontar la vida y asumir los retos que conlleva.
Aprovecho esta oportunidad para reiterar al profesorado el reconocimiento de todos los españoles, así como nuestra más alta estima por el empeño, rigor y sacrificio con que cumplen tan importante y delicada tarea.
Pero la educación no puede ser responsabilidad exclusiva del sector educativo. Para cumplir eficazmente su función, es necesario que coopere estrechamente la sociedad en su conjunto, desde las distintas Administraciones Públicas y autoridades académicas, hasta el mundo de la empresa y del trabajo y, cada día con mayor incidencia, los medios de comunicación para sumar en la difícil tarea de la educación ciudadana.
Una sociedad tan moderna, plural y dinámica como la española, debe volcar sus mejores esfuerzos en la educación como factor clave para seguir construyendo una España cada día mejor, más justa, próspera y solidaria, partiendo de los principios y valores que consagra nuestra Constitución.
El desarrollo económico y social de las Islas Canarias -marcado por la superación de los retos que entrañan la lejanía, escasez de recursos y doble insularidad - no podría entenderse al margen de los esfuerzos en materia de educación.
La necesidad de contar con la mejor formación de sus recursos humanos, unido a su fuerte crecimiento demográfico -al que, como en el resto de España, no es ajeno el importante fenómeno inmigratorio-, explica que esta Comunidad Autónoma sea una de las principales demandantes de servicios educativos.
Este Centro, con un treinta por ciento de alumnos hijos de inmigrantes de muy diversas culturas y nacionalidades, constituye un ejemplo del sentido de convivencia y del alto grado de generosidad de los majoreros ante las dificultades de personas que buscan nuevos horizontes vitales.
El comienzo de todo curso escolar reaviva nuestra esperanza en un mundo mejor.
Con esa esperanza, declaro inaugurado el curso escolar 2005-2006
Muchas gracias.