su llegada al Auditorio de Barcelona, acompañado por el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, Don Juan Carlos fue recibido por el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando, el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, el delegado del Gobierno de Cataluña, Joan Rangel, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y el inspector general del Ejército de Tierra, Fernando Torres. Seguidamente, Su Majestad fue saludado por el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, Fernando Salinas, los vocales del Consejo General del Poder Judicial, el secretario general del Consejo General del Poder Judicial, Celso Rodríguez Padrón, la consejera de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Montserrat Tura, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, María Eugenia Alegret, el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Teresa Compte, y la directora de la Escuela Judicial, Nuria Bassols.
Tras acceder Don Juan Carlos al interior del Auditorio y ocupar su lugar en la mesa presidencial, procedió a abrir la sesión y a conceder sucesivamente la palabra a la directora de la Escuela Judicial, al presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial y al secretario general del Consejo General del Poder Judicial.
Una vez finalizadas las intervenciones, el Rey hizo entrega de su Despacho y condecoró con la Cruz de San Raimundo de Peñafort al número Uno de la Promoción, la jueza Rosa María Font Flotats. A continuación, recibieron sus Despachos el resto de integrantes de la LVII Promoción de la Carrera Judicial, compuesta por 140 jueces.
Tras la entrega de Despachos, Su Majestad el Rey pronunció unas palabras, en las que puso de manifiesto la importancia del acto, porque "desde el punto de vista del servicio al Estado, hoy inicia su andadura una nueva promoción de Jueces, lo que supone un importante contingente de servidores públicos bien preparados", porque "la jurisdicción desempeña un papel clave en el reparto de las funciones públicas del sistema democrático, hasta el punto de conformar un Poder del Estado, el Poder Judicial, al que nuestra Constitución dedica su Título Sexto. Es nuestra norma fundamental la que en su artículo 117 amalgama esa centralidad de posición, y también los vínculos del pueblo con la Corona y con el Poder Judicial, al establecer que 'la justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey'", y porque supone "el reconocimiento público de vuestro éxito, pues habéis superado unas difíciles oposiciones, el posterior período de formación en la Escuela Judicial y, finalmente, las prácticas tuteladas como Jueces adjuntos".
Don Juan Carlos recordó a los nuevos jueces que "España es hoy una sociedad dinámica, moderna y abierta, cuyo progreso y transformación plantean nuevos elementos de conflictividad, que requieren de jueces óptimamente preparados y eficaces, pero también sabios y prudentes. El Derecho es instrumento de regulación de las sociedades y de solución pacífica de las controversias. Un insustituible instrumento, que aporta seguridad jurídica, confianza y paz social, asegurando el imperio de la Ley y la igualdad de todos ante ella".
Después de levantar la sesión, Don Juan Carlos mantuvo un breve encuentro con los nuevos jueces, los asistentes al acto y el equipo directivo, claustro de profesores y personal de la Escuela Judicial, con los que departió durante unos minutos, finalizando de este modo el acto.
La Escuela Judicial fue refundada por el Consejo General del Poder Judicial en 1997, tras haber asumido plenas competencias en materia de selección y formación de jueces.
El sistema tradicional de acceso a la carrera judicial, mediante oposición, garantiza que el futuro juez posee los conocimientos jurídicos precisos para el ejercicio de la función jurisdiccional. A esta primera fase selectiva se ha añadido un período de formación inicial de dos años cuya finalidad es que el aspirante adquiera las herramientas necesarias para ejercer el oficio de juez.
En la Escuela Judicial los alumnos completan los conocimientos jurídicos adquiridos durante la preparación de la oposición. Durante el segundo año, los alumnos son destinados, como jueces adjuntos, a Juzgados de Primera Instancia e Instrucción de todo el territorio nacional, donde realizan prácticas jurisdiccionales bajo la supervisión de un tutor.