E
xcelentísimos señores, señoras y señores, la importancia de este Primer Congreso Nacional de Comisiones Deontológicas de Colegios Médicos es evidente. Por su propio contenido, por su oportunidad y por los fines morales y éticos que se proponen.
Por eso ha sido para mí muy satisfactorio aceptar la Presidencia de Honor del Congreso y poder compartir hoy con vosotros estos momentos.Nuestra Constitución en su artículo 43 reconoce el derecho a la protección de la salud.
Y aunque compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios, no cabe duda que la puesta en práctica de esas previsiones crea una problemática a cuya solución todos han de contribuir y colaborar.
En esa colaboración el papel de los colegios de médicos adquiere una importancia inusitada en lo que se refiere particularmente a velar por la pureza deontológica en el ejercicio de vuestra profesión.
Los colegios médicos pueden y deben aportar, desinteresadamente, sus conocimientos a la sociedad a la que sirven. A tal fin deben afanarse en esa noble tarea para lo que es justo gocen de libertad para ejercerla y plena responsabilidad para desarrollarla.
Los médicos han sido y son en España unos profesionales responsables, impulsados por un sentido vocacional y dispuestos a una entrega total y constante con sujeción a unos principios morales con el telón de fondo, a lo largo de los siglos, del juramento de Hipócrates.
En el acto médico se establece un tipo de relación de intimidad y confianza que le confiere unas características especiales.
Esas características vienen determinadas por el prestigio científico del médico y por su categoría humana y moral, cualidades ambas que inspirarán, en esa relación de intimidad con el enfermo, la necesaria confianza, imprescindible junto con el tratamiento, para mejorar o recuperar su salud.
Los modernos códigos deontológicos y las conclusiones a que llegue este Congreso que hoy inauguramos, os van a ayudar mucho a cumplir con vuestro deber en este aspecto tan enaltecedor de vuestra profesión.
Así lo deseo de todo corazón para la medicina española, cuyo prestigio está a la mayor altura, pero, sobre todo, para que la humanización que vuestro comportamiento profesional persigue día a día, se perfeccione al compás de los adelantos científicos y técnicos en bien de la salud de todos los españoles.
Queda inaugurado el Primer Congreso Nacional de Comisiones Deontológicas de los Colegios Médicos de España.
Se levanta la sesión.