L
os acontecimientos tan dramáticos y excepcionales que han tenido lugar en Estados Unidos en estos días me obligan, antes de proceder a declarar la apertura del Año Judicial, a hacer una breve manifestación:
El martes pasado pudimos contemplar con estupor, indignación y profundo dolor los ataques terroristas sobre la población e instituciones de los Estados Unidos de América. La dimensión de esta tragedia nos ha permitido sentir en vivo la brutalidad más descarnada del terrorismo ciego y devastador y nos ha mostrado la magnitud del desafío al que nos enfrentamos en la preservación de nuestra convivencia y del orden internacional.
La apertura de nuevas fórmulas de cooperación judicial entre las naciones democráticas nos ofrece vías inéditas de actuación que han de garantizar la efectiva puesta a disposición de la justicia de los terroristas.
La Comunidad Internacional sabrá desarrollar los cauces y alcanzar los compromisos de cooperación idóneos en defensa de la libertad, la democracia y la justicia.
El valor de la justicia como principio compartido por toda sociedad libre y democrática, y la constante vigencia y defensa del imperio de la ley, deben ser el eslabón fundamental en esa acción concertada contra el terror.
El pueblo español, sus instituciones y la Corona se unen al dolor del pueblo amigo y aliado de los Estados Unidos de América y a la condena unánime de unos atentados tan absolutamente execrables.
Queda abierto el Año Judicial 2001-2002. Se levanta la sesión.